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Acuerdo en Paris y el futuro de la Tierra

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Lo relevante del acuerdo y el día después

Por Romina Picolotti, Presidente CEDHA

Luego de años de negociaciones intensas, por primera vez en la historia los Estados de todo el mundo acuerdan trabajar de manera conjunta para evitar el daño irreversible de nuestra casa común.

El acuerdo es sin duda histórico y es crucial en la construcción de un mundo más justo.  Representa la transición inevitable hacia una matriz energética sustentable que reconoce que la Tierra tiene un límite.  El acuerdo reconoce expresamente la necesidad de promover el acceso universal a la energía sostenible en los países en desarrollo, a través del mayor despliegue de energías renovables.

El acuerdo de Paris además reconoce no solo la necesidad de no sobrepasar los 2°C de temperatura global pero además establece la obligación de proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de temperatura de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y los impactos en los más vulnerables. Es que en realidad 2°C implicaría el sufrimiento de millones.

Requiere asimismo a los Estados revisar cada 5 años las contribuciones nacionales de mitigación reconociendo que las contribuciones realizadas hasta el momento nos llevan a un mundo de más de 2 grados de incremento en la temperatura global.

Finalmente establece la obligación de los países desarrollados de avanzar en mitigación integral en sus economías y promover el financiamiento necesarios para que los países en vías de desarrollo adopten acciones de mitigación a escala y ambiciosas.

Todo esto en un contexto de respeto de los derechos humanos como marco para las acciones de mitigación y adaptación necesarias.

Este acuerdo entrará en vigencia en el 2020 pero el Planeta no entiende de tiempos de vigencia. Es por ello que ahora más que nunca cobran relevancia aquellas acciones que nos permitan desacelerar el calentamiento global de manera rápida y efectiva. Entre ellas se encuentran las acciones para mitigar los contaminantes climáticos de vida corta que tienen la capacidad de evitar un incremento de 0.6°C de temperatura para el 2050.

Entre estas acciones las prioritarias son la enmienda del protocolo de Montreal para incluir la eliminación progresiva de los HFCs (gases que se utilizan en la refrigeración y las espumas) y acciones que nos permitan respirar, es decir la captura y reducción del hollín.

El acuerdo de Paris reconoce expresamente la necesidad de coordinar esfuerzos de mitigación con otros tratados, cumplir con esta sección del acuerdo implica enmendar el Protocolo de Montreal.

También reconoce la necesidad de acciones antes del 2020 y la obligación de garantizar el derecho a la salud, como por ejemplo, la captura del hollín.  Sin lugar a dudas la Coalición por el Clima y el Aire Limpio, la única coalición global que se ocupa de reducir la cantidad de hollín en la atmósfera, está llamada a jugar un rol transcendental para que la implementación del acuerdo de Paris sea una realidad.

Es que nos volvemos justos realizando actos de justicia, nos volvemos valientes realizando actos de valentía.  Con la declamación no es suficiente, ahora más que nunca Estados, sociedad civil y sector privado estamos obligados a actuar.